A través de las historias de los caídos ha habido muchas razas estelares que han tratado de sembrar su conciencia, su ADN e impactar la Tierra y la humanidad con su influencia. Obviamente, algunas razas extradimensionales se aprovecharon y abusaron enormemente de su poder al convertirse en los Tiranos invisibles sobre la humanidad. Muchos esquemas planetarios impactan la dinámica terrestre actual, basada en historias con otras razas en diferentes líneas de tiempo y que se desarrollan en planos de conciencia multidimensionales. El híbrido sembrado de Annunaki, la raza Leviatán, es uno de esos resultados de la desastrosa implicación de explotar un planeta en otra línea de tiempo y destruir aún más con la malicia prevista la capacidad de otras razas para evolucionar. El Leviatán es la semilla del demonio, el miasma kármico del odio extremo y la envidia de la raza humana. Representan la acumulación de fuerzas preexistentes de caos desatadas sobre la Tierra. Estas razas de Leviatán llegaron al poder durante el ciclo atlántico. Son parte de la historia que manifestó las rejillas de magia negra que se instalaron en el planeta durante el ciclo del cataclismo atlántico. Estas entidades tienen un odio ancestral hacia la Tierra, ya que creen que su estado de desamparo y el hecho de verse obligados a trabajar en los reinos terrenales, tuvo un costo injustificado para su raza. Querían venganza y gobernar.
Claramente, este es un ejemplo de la mente planetaria que necesitaba ser curada para ser resuelta de esta dolorosa historia. A medida que el principio masculino sana y se reúne con su contraparte femenina.
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