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El Proceso de Poder

Actualizado: 5 abr 2020


Los seres humanos tienen una necesidad (probablemente basada en la biología) por algo que llamaremos el «proceso de poder». Esto está estrechamente relacionado a la necesidad de poder (la cual está ampliamente reconocida) pero no es exactamente la misma cosa. El proceso de poder tiene cuatro elementos. Los tres más claramente delineados los llamamos finalidad, esfuerzo y logro de la finalidad. (Todo el mundo necesita tener finalidades cuyo logro requiera esfuerzo, y necesita triunfar logrando al menos alguna de sus finalidades). El cuarto elemento es más difícil de definir y puede que no sea necesario para todos. Lo llamamos autonomía y lo discutiremos más tarde.


Consideremos el caso hipotético de un hombre que pueda tener todo lo que quiera simplemente deseándolo. Tal hombre tiene poder, pero desarrollará problemas psicológicos serios. Al principio tendrá mucha diversión, pero conforme siga estará agudamente aburrido y desmoralizado. Eventualmente puede convertirse en clínicamente deprimido. La historia nos enseña a esos aristócratas ociosos, que tienden a convertirse en decadentes. Esto no es cierto en aristócratas luchadores que tenían que esforzarse para mantener su poder. Pero los aristócratas ociosos y seguros, que no tenían necesidad de esforzarse, normalmente se convertían en aburridos, hedonistas y desmoralizados, incluso aunque tuvieran poder. Esto muestra que el poder no es suficiente. Uno debe tener finalidades para ejercitarlo.


Todos tenemos finalidades; si no hay nada más, obtener las necesidades de vida: comida, agua y cualquier vestido y refugio que sean necesarios por el clima. Pero los aristócratas ociosos obtienen estas cosas sin esfuerzo. La consecuencia de ello es su aburrimiento y desmoralización.


El no lograr finalidades importantes conlleva a la muerte, si estas son comparables con la supervivencia. Consecutivas derrotas al intentar alcanzarlas a lo largo de la vida resulta en derrotismo, baja autoestima o depresión.


Así, con objeto de eludir problemas psicológicos serios, el ser humano necesita finalidades cuyo logro requiera esfuerzo, y debe tener un éxito razonable consiguiéndolas.


Pero no todo aristócrata ocioso se convertía en aburrido y desmoralizado. Por ejemplo, el emperador Hirohito, en vez de hundirse en un hedonismo decadente, se volvió un apasionado de la biología marina, un campo en el que se distinguió. Cuando la gente no tiene que esforzarse en satisfacer sus necesidades físicas a menudo crean finalidades artificiales para ellos mismos. En muchos casos persiguen estas finalidades con la misma energía y compromiso emocional que hubieran puesto de otro modo en buscar sus necesidades físicas. Así, los aristócratas del Imperio Romano tenían sus pretensiones literarias, muchos aristócratas europeos hace pocos siglos invertían mucho tiempo y energía en cazar, siendo que no necesitaban la carne, otros aristócratas rivalizaban por la posición social a través de elaborados despliegues de riqueza, y unos pocos aristócratas, como Hirohito, han girado hacia la ciencia.


Usamos el término «actividad sustitutoria» para designar una.actividad que persigue directamente una finalidad artificial que la gente ensalza para ellos mismos meramente con objeto de tener alguna finalidad por la que trabajar, o meramente por la razón de la satisfacción que consiguen al perseguir dicha finalidad. He aquí una regla fácil para la identificación de actividades sustitutorias. Dada una persona que dedica mucho tiempo y energía a la persecución de la finalidad X, pregúntate esto: ¿si tuviera que dedicar la mayoría de su tiempo y energía a satisfacer sus necesidades biológicas, y este esfuerzo le requiriera usar sus posibilidades físicas y mentales de un modo variado e interesante, se sentiría privado seriamente por no alcanzar la finalidad X? Si la respuesta es no, entonces la persecución de la finalidad X es una actividad sustitutoria. Los estudios de Hirohito de biología marina constituyen claramente una actividad sustitutoria, ya que es bastante seguro que si Hirohito tuviera que invertir su tiempo trabajando en tareas interesantes no científicas con objeto de obtener las necesidades de vida, no se hubiera sentido privado por no saber todo acerca de la anatomía y los ciclos de vida de los animales marinos. Por otro lado, la persecución del sexo y del amor (por ejemplo) no es una actividad sustitutoria, porque mucha gente, incluso si su existencia fuera de otro modo satisfactoria, se sentirían privados si pasaran sus vidas sin tener nunca una relación con un miembro del sexo opuesto. (Pero perseguir una cantidad excesiva de sexo, más de lo que uno necesita realmente, puede ser una actividad sustitutoria).


En la sociedad industrial-tecnológica moderna sólo es necesario un mínimo esfuerzo para satisfacer las necesidades físicas propias. Es suficiente el atravesar un programa de entrenamiento para adquirir alguna pequeña escala técnica, después llegar al trabajo puntal y ejercer un esfuerzo muy modesto para mantenerlo. Los únicos requisitos son una cantidad moderada de inteligencia y la mayor parte de todo, simple OBEDIENCIA. Si uno tiene esto, la sociedad se ocupa de ti desde la cuna hasta la sepultura. (Sí, hay una clase baja que no puede garantizarse las necesidades físicas, pero aquí estamos hablando de la corriente principal de la sociedad). Así, no es sorprendente que la sociedad moderna esté llena de actividades sustitutorias. Esto incluye el trabajo científico, las proezas atléticas, el trabajo humanitario, la creación artística y literaria, el ascender el escalón corporativo, la adquisición de dinero y bienes materiales más allá del punto que dejan de dar satisfacciones físicas adicionales y el activismo social cuando las cuestiones a las que se dirige no son importantes para el activista personalmente, como en el caso de activistas blancos que trabajan por los derechos de las minorías que no son blancas. Estas no son siempre actividades sustitutorias puras, desde que para mucha gente pueden ser motivadas en parte por otras necesidades que la necesidad de tener alguna finalidad que perseguir. El trabajo científico puede estar en parte motivado por un impulso de prestigio, la creación artística por una necesidad de expresar sentimientos, el activismo social militante por la hostilidad. Pero para mucha gente que las persigue estas actividades son a la larga parte de actividades sustitutorias. Por ejemplo, la mayoría de los científicos estarán de acuerdo probablemente en que la autorrealización que adquieren de sus trabajos es más importante que el dinero y el prestigio que ganan.


Para alguna, si no para mucha gente, las actividades sustitutorias son menos satisfactorias que el perseguir finalidades reales (éstas son finalidades que la gente querría alcanzar incluso si la necesidad del proceso de poder estuviera ya realizada). Una muestra de esto es el hecho de que, en muchos o en la mayor parte de los casos, la gente que está profundamente comprometida en actividades sustitutorias no está nunca satisfecha. Así el que hace dinero se esfuerza constantemente por obtener más y más riqueza. El científico tan pronto como ha resuelto un problema se mueve al siguiente. El corredor de larga distancia se impulsa a correr más lejos y más rápido. Mucha gente que persigue actividades sustitutorias dirá que consigue más satisfacción de estas actividades del que consiguen de los negocios «mundanos» de satisfacer sus necesidades biológicas, pero esto es porque en nuestra sociedad el esfuerzo necesario para satisfacer las necesidades biológicas ha sido reducido a la trivialidad. Más importante, en nuestra sociedad la gente no satisface sus necesidades biológicas AUTÓNOMAMENTE ya que funcionamos como parte de una inmensa máquina social. En contraste, la gente tiene generalmente bastante autonomía persiguiendo sus actividades sustitutorias.

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