El gnosticismo generalmente se refiere a un conjunto de doctrinas religiosas específicas sobre espiritualidad que se descubrieron en 1945 en Nag Hammadi, que fueron textos cristianos primitivos prohibidos en la Biblia canonizada. Antes de este descubrimiento, se sabía poco sobre las creencias gnósticas y la interpretación del contenido que se incluye en sus doctrinas religiosas sigue siendo muy controvertida en los círculos académicos. Los gnósticos comprometidos sabían que con los ritos de iniciación de la ascensión espiritual creaban una relación directa con la fuente eterna de Dios, sabiendo que la chispa interna de la divinidad existía dentro del corazón de la humanidad, en la cual la chispa interna es consustancial con la Deidad. Sabían que no podemos acceder al conocimiento puro y la sabiduría desde el interior de nuestro complejo cardíaco, si la mente y las sensaciones de materialismo del cuerpo físico nos distraen externamente.
La experiencia adquirida en la Tierra a través de la Gnosis directa revela la comprensión más profunda de que el mundo material en el que vivimos hoy es la amalgamación y la consecuencia de la causa y el efecto que se ha acumulado a lo largo de muchas eras astrológicas de la evolución. Esto podría ser comparable a saber que tanto las fuerzas de Dios como las fuerzas Anti Vida son líneas de sangre competidoras que han estado directamente involucradas en la co-creación de la arquitectura orgánica e inorgánica y los conjuntos de instrucciones relacionados que conforman la realidad material en las líneas de tiempo de la Tierra.
Para ganar dominio de sí mismo al navegar por el mundo de estas fuerzas caóticas, para lograr la máxima liberación espiritual, cada persona deberá tomar una decisión clara y decisiva en lo que elija como su consentimiento a la autoridad superior. Cuando se busca la verdad en su máxima expresión, se hace posible mantener el conocimiento superior de estas fuerzas espirituales en perfecta neutralidad y en armonía con la Unidad. Es saber íntimamente que el espíritu de verdad de Dios y un corazón puro lleno de amor incondicional es el único camino que conduce a la libertad espiritual y la Divinidad eterna.