El híbrido sembrado de Annunaki, es uno de esos resultados de la desastrosa implicación de explotar un planeta en otra línea de tiempo y destruir aún más con la malicia prevista la capacidad de otras razas para evolucionar. El Leviatán es la semilla demoníaca del miasma kármico de odio extremo y envidia hacia la raza humana. Representan la acumulación de fuerzas preexistentes de caos desatadas sobre la Tierra que resultaron de las historias destructivas del pasado como los llamaban (ángeles caídos). Estas entidades tienen un antiguo odio hacia el planeta, ya que creen que su estado de desamparo (el planeta en explosión Maldek permanece en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter) y verse obligados a trabajar en los reinos fantasmas tuvo un costo injustificado para su raza. Querían venganza y gobernar.
La vibración estelar que emanaba de la constelación del Gran Oso como parte de la mente colectiva de esta forma de pensamiento de la raza Leviatán, llegó a existir como la retribución de energía kármica de este evento en el ciclo de la historia galáctica. Esta forma mental de esta raza alienígena circula en la mente planetaria como parte del inconsciente humano. Esta parte de la influencia de la constelación era inherentemente una parte de la arquitectura Leviatán de Annunaki y sus transmisiones se enviaban al cerebro planetario, lo que reflejaba esta dolorosa historia desde la época del Cataclismo Atlantico. Específicamente, esta forma de pensamiento fue la semilla del sentimiento antivida de las razas Annunaki, para matar, conquistar y crucificar a los humanos en el plano terrestre.
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