El verdadero sentido de la guía Divina se vuelve más claro cuando podemos profundizar en nuestro interior y ver desde allí más íntimamente el juego de las fuerzas y recibir las insinuaciones de la Voluntad detrás de ellas. La mente superficial sólo puede tener una visión imperfecta. Cuando estamos en contacto con lo Divino o en contacto con el conocimiento interno o la visión, comenzamos a ver todas las circunstancias de nuestra vida bajo una nueva luz y observamos cómo todas son, sin que lo supiéramos, para el crecimiento de nuestro ser y conciencia, hacia el trabajo que teníamos que hacer, hacia algún desarrollo que debía hacerse, - no solo lo que parecía bueno, afortunado o exitoso sino también las luchas, fracasos, dificultades, trastornos.
Pero con cada persona la guía funciona de manera diferente según su naturaleza, las condiciones de su vida, su forma de conciencia, su etapa de desarrollo, su necesidad de más experiencia. No somos autómatas sino seres conscientes y nuestra mentalidad, nuestra voluntad y sus decisiones, nuestra actitud ante la vida y la exigencia de ella, nuestros motivos y movimientos ayudan a determinar nuestro rumbo: pueden conducir a mucho sufrimiento y maldad, pero a pesar de todo, la guía hace uso de ellos para nuestro crecimiento en experiencia y, en consecuencia, el desarrollo de nuestro ser y conciencia. Todo avance, por los caminos tortuosos que sean, incluso a pesar de lo que parece un retroceso o un desvío, acumulando cualquier experiencia, es necesaria para el destino del alma. Cuando estamos en estrecho contacto con lo Divino, puede llegar una protección que nos ayude o nos oriente o mueva directamente; no deja a un lado todas las dificultades, sufrimientos o peligros, sino que nos lleva a través de ellos y fuera de ellos, excepto cuando para un propósito especial se necesita lo contrario .