La paciencia es nuestra primera gran lección
Actualizado: 11 sept 2021

“Dondequiera que veas un gran final, ten la seguridad de un gran comienzo. Donde una destrucción monstruosa y dolorosa espanta tu mente, consuélala con la certeza de una creación grande. Dios está allí no solo en la voz apacible y delicada, sino también en el fuego y en el torbellino. Cuanto mayor sea la destrucción, más libres serán las posibilidades de creación; pero la destrucción es a menudo larga, lenta y opresiva, la creación tarda en llegar e interrumpida en su triunfo.
La noche vuelve una y otra vez y el día se demora e incluso parece haber sido un falso amanecer. Por tanto, no desesperes, ve y trabaja. Aquellos que esperan violentamente, se desesperan rápidamente: ni esperanza ni miedo, pero estén seguros del propósito de Dios y su voluntad de cumplir. La mano del Artista divino trabaja a menudo como si no estuviera segura de su genio y su material. Parece tocar y probar y marcharse, recoger y tirar y volver a recoger, trabajar y fallar y estropear y volver a montar. Las sorpresas y las decepciones son el orden de su trabajo antes de que todo esté listo. Lo que fue seleccionado, es arrojado al abismo de la reprobación; lo que fue rechazado, se convierte en la piedra angular de un edificio poderoso. Pero detrás de todo esto está el ojo seguro de un saber que supera nuestra razón y la sonrisa lenta de una habilidad infinita.
Dios tiene todo el tiempo por delante y no necesita estar siempre apurado. Está seguro de su objetivo y éxito y no le importa si rompe su trabajo cien veces para acercarlo a la perfección. La paciencia es nuestra primera gran lección necesaria, pero no la aburrida lentitud para moverse del tímido, el escéptico, el cansado, el perezoso, el poco ambicioso o el debilucho; una paciencia llena de serena y creciente fuerza que acecha y se prepara para la hora de los grandes golpes rápidos, pocos pero suficientes para cambiar el destino. ¿Por qué Dios martilla con tanta fuerza su mundo, lo pisotea y lo amasa como masa, lo arroja tan a menudo al baño de sangre y al calor rojo del infierno del horno? Porque la humanidad en la masa es todavía un mineral duro, crudo y vil que de otra manera no se fundirá y moldeará: como es su material, así es su método. Que ayude a transmutarse en un metal más noble y más puro, sus caminos con él serán más suaves y dulces, mucho más elevados y más justos sus usos. ¿Por qué seleccionó o hizo tal material, cuando tenía todas las posibilidades infinitas para elegir? Por su Idea divina que vio ante ella no sólo la belleza, la dulzura y la pureza, sino también la fuerza, la voluntad y la grandeza. No desprecies la fuerza, ni la odies por la fealdad de algunos de sus rostros, ni pienses que sólo el amor es Dios. Toda perfección perfecta debe tener algo de la esencia del héroe e incluso del titán. Pero la mayor fuerza nace de la mayor dificultad ". - Sri Aurobindo