Muchas personas, especialmente en las generaciones más jóvenes, se han vuelto adictas a las plataformas de redes sociales en línea al estar expuestas repetidamente a tipos de condicionamiento operante, en los que se produce un refuerzo positivo de la actividad en línea y esto induce cambios en su química cerebral. Se libera un neuroquímico en el cerebro como una molécula de recompensa, después de que ciertos comportamientos ocurren en un entorno de marketing o redes sociales que instigan un refuerzo positivo. Esto es similar a recibir un golpe de dopamina, en el cual el cerebro comienza a asociar las vías de dopamina con ciertas actividades en línea, personas, productos o propaganda. El condicionamiento operante es un proceso de comportamiento aprendido de refuerzo positivo o negativo, donde la persona asocia algo en línea como positivo o negativo, y esa información cambia sus expectativas o controla su comportamiento.
Hay industrias masivas de recopilación de contenido dedicadas a capturar datos y vender nuestra atención a través de las redes sociales, utilizando la manipulación psicológica en las estrategias de marketing en línea para atraer al público y alentar a muchos seguidores. Para acumular números muy grandes en visitas a sitios web, ventas comercializadas o seguimiento de redes sociales, comúnmente usan tácticas que explotan vulnerabilidades en la psique humana y el estado emocional. La explotación emocional más común es provocar el deseo de que las personas tengan que pertenecer a algún lugar, sentirse aceptadas y adquirir un estatus social dentro de un grupo deseable. Los adolescentes son especialmente vulnerables a estas tácticas de manipulación, ya que no reconocen los complejos engaños involucrados. Como resultado, cuanto mayor sea el deseo instintivo y la necesidad de pertenecer, para sentirse aceptado y ser popular con un estatus social, más fuerte será la reacción del cerebro al condicionamiento positivo donde se refuerza este sistema de creencias en particular. Por lo tanto, el uso excesivo de las redes sociales puede provocar síntomas adictivos, usar las redes sociales para cambiar el estado de ánimo e incluso sufrir efectos de abstinencia. Algunas personas pueden obsesionarse con estas experiencias positivas de refuerzo y participar en comportamientos compulsivos, como la necesidad de seguir jugando un juego en línea o revisar constantemente Instagram . Esto trae a la superficie nuestra responsabilidad personal de empoderarnos a nosotros mismos y a sus hijos a través del acceso a la gran cantidad de información educativa en línea, pero es necesario conocer la moderación, para que no nos consuman ni manipulen las tácticas de marketing de personas sin escrúpulos.
Sin cierta disciplina personal y autoconciencia, estos métodos de manipulación pueden formar asociaciones positivas en nuestro cerebro con productos o personas que se están promocionando para aparecer como algo que no son. Hemos sido condicionados en esta sociedad de consumo para responder a fachadas superficiales, apariencias y promesas, de que un producto nos dará una vida mejor o más glamorosa. Pero muchas veces, este es en realidad un argumento de venta de impostores lleno de manipulaciones psicológicas para obtener seguidores en las redes sociales.