Detrás de escena, con múltiples agendas operando en este planeta prisión, es similar a un juego de ajedrez interdimensional. Si uno fluye como un testigo neutral y actúa en consecuencia cuando el momento es claro para actuar, uno puede notar la increíble orquestación de una estrategia suave, compleja y deliberada.
Como en el Arte de la Guerra, se requiere esta estrategia deliberada para desarrollar cada parte completamente, y sin embargo, en su causa más alta, este no es un juego del ego humano. Es un juego que existe entre las fuerzas más inmensas y poderosas imaginables. Sin embargo, el ser humano es la pieza del juego que dirige estas fuerzas en el tablero de ajedrez. Somos considerados las piezas para jugar el juego en el tablero de ajedrez interdimensional y permite dos opciones. Uno puede actuar desde la sabiduría y la claridad para ser consagrado como la vasija divina del Espíritu Divino, o ser sacudido por la dominación del ego de su yo en la sombra, para ser empujado alrededor del tablero como un peón sin vida.